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Descubriendo a Eugène Atget

Eugène Atget © Berenice Abbott

¿Qué fuerza interior pudo mover a este hombre para realizar su enorme trabajo?. Llevo unos días trabajando en esta entrada sobre el fotógrafo Eugène Atget (Libourne, 1957-Paris, 1927) y después de leer bastante documentación he quedado impresionado por el camino que recorrió durante casi 30 años, fotografiando Paris. Lo hacía, además, con una cámara de fuelle de 18 x 24 cm, de madera al que acompañaba un trípode. Es decir, cargaba unos 20 kg,  para hacer sus fotos y así se movía por la ciudad. En ese tiempo realizó cerca de 8500 placas negativas de vidrio. Me impresiona la determinación y la profesionalidad que tuvo para mantener ese ritmo durante tantos años. Lo que he leído sobre él y las opiniones que otros han tenido de su trabajo me ha ayudado a comprender mejor a la persona y no quedarme con el mito.

Atget fue un artesano de la fotografía. Él nunca se consideró un artista. Su trabajo consistía en documentar en el sentido más estricto de la palabra, en crear referencias fotográficas para venderlas, incluso puerta a puerta, a otros artistas, pintores, escultores, grabadores, etc. Poco a poco fue construyendo una reputación entre este colectivo, que llamó la atención del Museo Carnavalet o la Biblioteca Nacional de Francia y en 1898 el Consejo Municipal de Paris le encarga fotografiar lo que él mismo llamó “Le Vieux Paris”, para conservar las imagenes de las callejuelas y los edificios de Paris que estaban a punto de desaparecer y dejar paso al Paris de las grandes avenidas, bulevares y plazas abiertas. Dedicó muchos años a esta tarea y, en una carta dirigida a Paul Leon, director de Bellas Artes en noviembre de 1920 decía (1):

“Durante más de veinte años he recopilado, con mi trabajo y mi iniciativa individual, todas las viejas calles del viejo París, fotografías, en formato 18 x 24, documentos artísticos de la hermosa arquitectura de los siglos que van del XVI al XIX: antiguos palacetes, mansiones históricas o curiosas, hermosas fachadas, hermosas puertas, hermosas carpinterías, aldabas, viejas fuentes, escaleras de estilos definidos (de madera y hierro forjado), los interiores de todas las iglesias de París, etc.
Encaminado ya hacia los 70 años sin tener para después de mis días heredero ni sucesor, me inquieta y me atormenta el futuro de esta hermosa colección de fotografías, que puede caer en manos que no conozcan su valor y acabar desapareciendo sin beneficio de nadie. Esta enorme colección, artística y documental, ya está terminada. Puedo confirmar que poseo todo el viejo Paris”

Su trabajo podría haber pasado desapercibido y hoy podría ser un total desconocido pero, casualmente, su estudio estaba en la misma calle de Montparnasse que el del famoso artista americano Man Ray. Se conocieron en 1923 y este llegó a comprarle unas 40 imágenes de las que 4 de ellas fueron publicadas. Man Ray presentó a su colaboradora Berenice Abbott el trabajo de Atget y esta quedó fascinada:

“El impacto fue inmediato y tremendo. Hubo un súbito destello de reconocimiento: el “shock” producido por su realismo sin adornos. Los temas no eran sensacionales, pero sin embargo resultaban impactantes en su familiaridad. El mundo real, visto con asombro y sorpresa, se reflejaba en cada impresión. Cualquier medio usado por Atget para proyectar la imagen no interfería entre el sujeto y el espectador.”

Berenice Abbott hizo el último retrato de Atget y el artista falleció antes incluso de poder verlo. Berenice convenció al galerista y marchante de arte Julien Lévy, para comprar una parte importante del archivo fotográfico de Atget y dedicó unos años para catalogar las placas de vidrio y las impresiones. En 1929 regresó a Nueva York, en 1930 publicó un libro con el trabajo de Atget y se dedicó de lleno a dar a conocer su obra. En 1968 el archivo fue vendido al Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA).

Un hombre que no quería hacer arte pero que creó un cuerpo de trabajo que se convirtió, después de su muerte, en una referencia para muchos fotógrafos: desde Berenice Abbott, Walker Evans, Edward Weston, Ansel Adams, Brassai y, sin saberlo, fue uno de los precursores de la fotografía urbana.

Algunas citas sobre Eugène Atget que ayudan a entender la persona y su obra

Cabaret au Tambour © Eugène Atget

Berenice Abbott, en 1929: “Atget no fue un esteta. Era una pasión dominante lo que le empujaba a registrar la vida. Con la lente maravillosa del sueño y la sorpresa, “fue” (es decir, fotografió) prácticamente todo lo que le rodeaba dentro y fuera de París, con visión de poeta. Como artista, veía en abstracto y yo creo que consiguió hacernos sentir lo que veía. Fotografiar, registrar la vida, dominar sus temas, fue tan esencial para él como lo era escribir para James Joyce o volar para Lindbergh…
Se ponía en pie con el alba y, después de estudiar la luz, partía, diríase que en dirección a todas partes. Su instinto le llevaba a sitios muy extraños, donde aparentemente no había nada de interés. (…) Yo tuve el honor de fotografiarle poco antes de su muerte; no llegó a ver el resultado. Murió en agosto de 1927. Y yo creo que con su misión cumplida.”

Man Ray le describió como: “un hombre sencillo, casi naïve,  se podría pensar que era uno de esos pintores de domingo, pero trabajaba cada día”

El poeta Robert Desnos le rinde un homenje a su muerte en 1927: “Era un anciano con la cara de un actor cansado. Trabajó rodeado de una cantidad fabulosa de documentos, placas, impresiones, álbumes, libros. Pero ¡qué documentos! Durante treinta años, Atget ha fotografiado todo París con la maravillosa intención de soñar y comprender. Estos no son los álbumes que deja un artista en las librerías, sino la visión que un poeta lega al poeta. Sin rendirse nunca a lo pintoresco, lo anecdótico, Eugène Atget ha enfocado la vida. Él ha visto todo con una mirada que merece los epítetos de lo sensible y lo moderno. Su espíritu era de la misma raza que el de Henri Rousseau el Aduanero, y su perspectiva del mundo determinada por medios mecánicos es también la visión de su alma. La ciudad muere, sus cenizas se dispersan. Pero la capital soñada que crea Atget eleva sus murallas inexpugnables a un cielo gelatinoso. Las calles laberínticas fluyen como un río. Y la encrucijada siempre se presta a encuentros patéticos”

Walker Evans sobre el libro publicado en 1930: “Eugène Atget trabajó durante un período de total decadencia en la fotografía. Simplemente estaba aislado, y su historia es un poco difícil de entender. Aparentemente no se daba cuenta de todo, excepto de la necesidad de fotografiar París y sus alrededores; pero no está claro qué visión se llevó del monumento que estaba dejando. Es posible leer en sus fotografías muchas cosas que quizás nunca se haya preguntado a sí mismo. En algunos de sus trabajos, incluso se coloca en condiciones de ser atacado por los más ortodoxos de los surrealistas. Su nota general es la comprensión lírica de la calle, la observación entrenada de ella, el sentimiento especial de la pátina, el ojo para revelar detalles, sobre todo de lo que se arroja una poesía que no es “la poesía de la calle” o “la poesía de París” pero la proyección de su propia persona. Las reproducciones publicadas son extremadamente decepcionantes. Ellas, la tipografía y la encuadernación hacen que el libro parezca una edición pirateada de alguna otra publicación.”

Water Benjamin en su ensayo de 1931 Sobre la fotografía : “Las fotos parisinas de Atget anuncian la fotografía surrealista: son la vanguardia de la única columna realmente importante que el  surrealismo ha sido capaz de movilizar.  Él fue el primero en desinfectar la sofocante atmósfera extendida por el convencionalismo de los retratos fotoigráficos de su época de decadencia. Purificó esa atmósfera, la asentó incluso: muy tempranamente emancipó al objeto del aura, lo que constituye el mérito más indiscutible de la reciente escuela fotográfica.”

C. de Rouen- Passage du Commerce © Eugène Atget

John Szarkowski, en 1973: “Hasta su muerte, treinta años después, cultivó de forma callada su oficio. A un observador superficial le habría podido parecer el típico fotógrafo comercial de la época. No era avanzado; trabajaba pacientemente con técnicas que cuando las adoptó eran obsoletas, y cuando murió anacrónicas. Era poco dado a experimentar en el sentido habitual de la palabra, y menos a teorizar. No fundó ningún movimiento ni atrajo en torno a sí ningún círculo. Pero hizo fotografías que en cuanto a pureza e intensidad de la visión no han sido superadas.”

Molly Nesbit en un artículo publicado en 2001 para la exposición: Eugène Atget: Documenting “The Zone”: “Atget fue siempre y solo un fotógrafo de lo que él llamó documentos, la imagen más objetiva de todas, una imagen técnica diseñada para ayudar a alguien más a estudiar mejor a un sujeto. Esto significaba que su foto se concibió como ayuda, como un trabajo que sería enterrado en un archivo o adsorbido en el proceso de trabajo de otra persona, convirtiéndose en el camino hacia un artículo erudito, o una reproducción de un llamador de puerta Louis XIV, o una caricatura, o una pintura, o tal vez un conjunto de teatro.”

David Campany en “Atget photograph de Paris”, 2009: “Era un hombre sin tiempo. No debemos olvidar que, incluso en la década de 1920, las placas de vidrio y las impresiones del antiguo París de Atget eran un anacronismo viviente. En su deseo de fotografiar un París amenazado pero aún existente en lugar del recién surgido, Atget se imaginó las contradicciones de la modernidad.”

 

Portada de La Révolution Surréaliste-1926

Mi punto de vista: Me ha llamado la atención la pasión y la minuciosidad con que abordaba su trabajo. Un hombre humilde que vivió con unos recursos muy limitados pero que, por la razón que fuera, estaba convencido de la importancia que tenía lo que estaba haciendo. Como dice Walker Evans: “Aparentemente no se daba cuenta de todo, excepto de la necesidad de fotografiar París y sus alrededores; pero no está claro qué visión se llevó del monumento que estaba dejando“. No creo que fuera consciente del alcance artístico que podía tener su trabajo. También me ha llamado la atención y me intriga esa relación con la corriente surrealista de la época, con Man Ray a la cabeza, pero también con otros artistas que se encontraban en el París de principios del siglo XX como Giorgio de Chirico (y esa obsesión por los maniquíes), Max Ernst, Pablo Picasso…imagino que, a través de su relación con Man Ray pudo tener contacto con este grupo de artistas y me pregunto si esto influyó de alguna manera en sus últimos años de trabajo. Un autor que, 90 años después de su muerte, mantiene una surrealista actualidad.

 

 

Nota: Las fotos utilizadas en este post fueron hechas por Eugène Atget. Este trabajo no tiene fines lucrativos, ni comerciales. Su único propósito es promover el conocimiento de la fotografía a través del estudio y la investigación de los autores y permitir a más personas el acceso a esta información de manera fácil y ordenada.

Enlaces de interés:

Colección de fotografías del George Eastman Museum en Flickr

Eugène Atget, el documentador del blog de Oscar Colorado Nates

(1) citada por Guillaume Le Gall, en el Catálogo de la exposición de 2007.

Exposición de Eugène Atget en Fundación Mapfre 2011

Biografía de Eugène Atget (en inglés) de Luminous-Lint, Photography: History, Evolution and Analysis

Eugène Atget (1857-1927): el fotógrafo de Paris por Tony López, fotógrafo

Bibliografía:

Atget: life in Paris de Guillaume Le Gall

Eugène Atget. Paris. 1857-1927 de Editorial Taschen

Atget de John Szarkowski

Maestros de la fotografía: Técnicas creativas de 100 grandes fotógrafos de Paul Lowe

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4 thoughts on “Descubriendo a Eugène Atget”

    • Gracias Carmen, me alegra que te resulte de ayuda. Ese es el propósito de este trabajo. Me lo estoy tomando como una forma de seguir profundizando, me interesa mucho la persona que hay detrás del fotógrafo. Si hay algo que encuentras de interés en tu estudio de Atget, no dudes en enviármelo. Me he quedado con la inquietud de saber más. Besos!!!

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