Esta es la historia de un jóven que quería ser escritor y se convirtió en uno de los fotógrafos más influyentes del siglo XX.
Walker Evans nace en 1903 en St. Louis (Missouri). Desde sus primeros años de escuela, toda su energía estaba orientada a la literatura. A los 18 años gran parte de su tiempo lo dedicaba a la lectura de Virginia Wolf, T.S. Elliot, Lawrence, James Joyce…No pudo entrar en la universidad de Yale y, no muy contento con las opciones educativas que tenía en ese momento, fue capaz de convencer a sus padres para que le financiaran un viaje de estudios a Francia. La única condición que le puso su padre fue estudiar en La Sorbona donde empieza a leer a Flaubert y Beaudelaire.
Paris, es ese destino tan natural para muchos jóvenes americanos atraidos por la “movida” artística parisina. En una extensa entrevista con Paul Cummings le dice: “Apuesto a que George Moore me envió a París. Por supuesto que fue él. Sí. En ese momento, de nuevo, sentía que ese era el lugar. Y tenía razón. Supongo que aproveché la distracción de mis padres, lo que fuera que les estaba ocurriendo, y conseguí que pagaran el viaje como parte de mi educación” (1) Era el año 1926 y Walker Evans vivió la experiencia con gran intensidad, alejado de todo lo “americano”, sobreviviendo en una cierta soledad. Supongo que para un estudiante de 22/23 años aquello fue su aventura literaria y pictórica: “Estaba realmente en París para absorber el estímulo intelectual. El mejor entrenamiento del mundo”. En Paris empezó también a hacer sus primeras fotografías con una kodak vest pocket.
Después de más de un año en Francia, regresa en 1927 a Estados Unidos con esa sensación de estar totalmente desubicado y, desde luego, con la idea de que nunca llegaría a ganarse la vida como escritor. La literatura siempre será importante en su vida y, en sus entrevistas siempre reconoce la influencia de Flaubert y Baudelaire en su proceso creativo: “En aquellos años no era consciente de ello, pero hoy se que hice mía la estética de Flaubert. Me parece que el método de Flaubert lo incorporé de manera casi inconsciente, pero de todos modos lo utilicé de dos maneras: su realismo y naturalismo, y su objetividad; la no aparición del autor, la no subjetividad. Eso es literalmente aplicable a la forma en que quiero usar una cámara y lo hago. Pero espiritualmente, sin embargo, es Baudelaire quien es la influencia sobre mí” (2) Es posible que leyera la carta que Gustave Flaubert envió a Mademoiselle Leroyer de Chantepie en la que le dice: “El artista debe estar en su obra como Dios en la creación, invisible y todopoderoso; se le puede sentir en todas partes, pero no se le ve. ¡Y entonces el Arte debe elevarse por encima de los afectos personales y las susceptibilidades nerviosas!
Se instala en Nueva York, no parece claro donde llega primero, si a Brooklyn o al Village. En 1928 /29 empieza a hacer fotografía y se “engancha” apasionadamente: “realmente creo que estaba en el camino correcto de inmediato y no creo que haya hecho muchos movimientos en falso. Ahora lo siento como algo casi místico. Creo que algo me estaba guiando, estaba trabajando a través de mí” (1)
Entre 1930 y 1939 serán años muy importantes para su desarrollo fotográfico. A partir de este momento solo tendrá dos pasiones: la lectura y la fotografía. Busca trabajos nocturnos que le permitan aprovechar el día para hacer fotos: “Tuve un trabajo nocturno en Wall Street para ser libre durante el día. Con ello podía pagar la habitación y la comida. No comía ni dormía demasiado. En aquellos días era más bien un asceta; No llevaba la vida bohemia que llevaba Crane.” (2) . Conoce a Alfred Stieglitz (que ya tiene más de 60 años) y visita su galería American Place, parece que su primer encuentro no fue muy bueno y Stieglitz no le resulta demasiado simpático, tampoco le gusta nada su estilo pictorialista: “Stieglitz me estimuló mucho. Cuando empecé a mirar fotografía, encontré a alguien contra quien trabajar. Él era artístico y romántico. Me aportó una estética que me permitió afilar la mía, una contraestética. Pero respeto a Stieglitz por algunas cosas. Luchó por la fotografía”.
Evans sigue haciendo fotografías de escenas urbanas y ejercicios arquitectónicos que tienen paralelismos con el trabajo que Berenice Abbott hará a su regreso de Paris. No tiene referentes fotográficos pero se empieza a interesar por el trabajo de un fotógrafo francés, Eugène Atget. Tras enterarse de que Abbott ha adquirido el archivo de Atget y lo ha llevado a Nueva York, hace una visita al apartamento de Abbott para que le muestre el trabajo de Atget. Al final de su vida, Evans diría que ver las fotografías de Atget confirmaba la nueva dirección que ya estaba teniendo lugar en su trabajo. A través de la revista Camera Work, descubre también una fotografía que le impacta, The Blind (Paul Strand): “Me pareció una imagen fuerte, real. Un poco chocante; brutal”.
Conoce al poeta Hart Crane que, tras ver algunas de sus fotografías del Puente de Brooklyn, le pide colaborar en un libro de poemas titulado The Bridge (3). El libro se publica en Paris por la editorial Black Sun Press, con tres de sus fotografías.
Son los años que siguen a la Gran Depresión de 1929 y no hay demasiado trabajo. Más tarde Evans diría que esto fue bueno para su desarrollo artístico. A través de sus amistades empieza a tener encargos fotográficos en los que combina la fotografía y la escritura. Uno de esos amigos es Lincoln Kirstein, cofundador de The Harvard Society for Contemporary Art en 1929, una persona inquieta y con enorme visión artística, que también fue fundador del New York City Ballet y de una revista literaria llamada Hound&Horn, con la que Walker Evans empieza a colaborar. En 1931, Kirstein le invita a un viaje para fotografiar la arquitectura Victoriana en Boston, la costa norte de Massachussets, Martha’s Vineyard, Northampton, Greenfield, Saratoga Springs, Nueva York…El acepta encantado aunque, en realidad es algo que no parece interesarle demasiado: “es algo que no hubiera hecho yo mismo. Era interesante principalmente por Kirstein y fue algo perfectamente respetable, es decir, documentar la arquitectura. Y me enseñó mucho. De hecho, me aportó el conocimiento de cómo apreciar, amar y reaccionar ante distintos tipos de arquitectura y estilos arquitectónicos” (1) En cualquier caso parece que Evans siempre agradeció el apoyo que tuvo de Kirstein y lo mucho que aprendió con él. Las mayores influencias de Evans en estos primeros años de su carrera fotográfica fueron intelectuales, escritores y pintores.
De este trabajo, que finalizó en 1932, resultó la primera exposición que Walker Evans hizo en el MoMA en 1933 (5) Coincidiendo en esas mismas fechas con otra exposición del pintor Edward Hopper. Este mismo año viaja a La Habana con el encargo de hacer fotografías para el libro Crime of Cuba de Carleton Beals. Allí conoce a Ernest Hemingway y se hacen amigos. “Durante su estancia en Cuba…tomó 400 imágenes, de las cuales cuarenta y seis permanecieron bajo la custodia del escritor, en su casa de Key West, Florida” (6) La isla estaba bajo la dictadura de Machado, a punto de ser sustituido por Batista. Además de retratar la pobreza de la población cubana, Evans también tuvo tiempo para divertirse con su nuevo amigo (7).
En 1935 recibe el encargo de fotografiar la exposición African Negro Art en el MoMA y realiza unas 500 fotografías. En febrero de 2000 se organiza una exposición sobre este trabajo en el Metropolitan Museum of Art del que surge el libro Perfects documents, Walker Evans and african art, 1935 (8)
A finales de 1935 empieza a trabajar para la Resettlement Administration, un organismo gubernamental creado bajo mandato de Franklin D. Roosevelt para ayudar, mediante préstamos, a los agricultores y aparceros en dificultades, la compra de tierras de cultivo y el reasentamiento de familias indigentes en comunidades diseñadas por el gobierno. Este organismo pasaría a llamarse Farm Security Administration (FSA) en 1937. El proyecto fue llamado Photography Project, estaba dirigido por Roy K. Stryker y en él participaba un equipo de fotógrafos compuesto por Walker Evans, Dorothea Lange, Russell Lee, Arthur Rothstein, Ben Shahn, Jack Delano, Marion Post Wolcott, Gordon Parks, John Vachon y Carl Mydans. La misión era documentar fotográficamente las dificultades y las condiciones en todo el país, particularmente en los estados del medio oeste y en California (9) y demostrar cómo el gobierno federal intentaba mejorar las comunidades rurales durante la Depresión. Para el gobierno se trataba de una decisión con implicaciones politicas. Para Walker Evans fue una oportunidad para hacer fotografías auténticas y tomar sus propias decisiones artísticas financiado por el estado. Hizo su trabajo en el sur y este del país (Mississippi, Georgia y Carolina del Sur) con una cámara Deardorff 8×10, cuya ventaja era que producía imágenes de una profundidad y claridad asombrosas pero que, por otro lado, tenía la dificultad del tamaño y el peso.
En verano de 1936, hace una pausa de unas semanas para realizar un encargo para la revista Fortune con el escritor James Agee que consistía en un reportaje que mostrara el modo de vida de tres familias de aparceros algodoneros en Alabama. Familias que no eran dueñas del terreno y debían entregar su cosecha al propietario para pagar el alquiler de sus casas, en un sistema de casi esclavitud. Terminado el trabajo, la revista Fortune decide no publicarlo por cosiderarlo demasiado radical. Durante los 5 años siguientes Agee estuvo trabajando en el texto y junto con las fotografías de Evans publicó en 1941 el libro let us now praise famous men (Elogiemos ahora a hombres famosos). Se publicaron 600 ejemplares y con la II Guerra Mundial en marcha, el libro no tuvo ninguna repercusión en ese momento. Fue a partir de los años 60, con Agee ya fallecido, que el libro se reeditó y empezó a entrar en las universidades como un texto que reflejaba una época gris de Estados Unidos. (11) Las dos primeras fotografías del libro son las del matrimonio Burroughs, que en el libro aparecen como el matrimonio Gudger. En mi búsqueda de documentación he encontrado una entrevista sonora que hizo James Agee a Alie Mae que merece la pena escuchar…la historia, ese acento del sur y el sonido del niño de fondo son todo un documento para la época.
En 1937 la relación de Walker Evans con la FSA y con Roy Stryker se vuelve bastante difícil. Por un lado, no estaba dispuesto a participar en el trasfondo político del proyecto y va enviando las fotos que a él le parece, quedándose aquellas que más le interesan. “Evans busca en su fotografía documental una transparencia del fotógrafo que se mantenga en un segundo plano. Son fotografías que parecen anónimas, pero con una clara intención autoral que resulta tan compleja como intolerable para Roy Stryker. Si Walker Evans era el más talentoso de los fotógrafos de la FSA, también era el más rebelde, demandante, difícil, poco comunicativo y hasta extravagante. Evans envía a Washington lo que quiere y cuando quiere” (12). Deja la FSA pero se lleva todas las fotografías que le servirán para su siguiente exposición en el MoMa, American Photographs que se abre al público el 28 de septiembre de 1938 (13) Esta exposición estará itinerando durante dos años y se publica un libro con el mismo título. Se habla de la fotografía documental de Walker Evans y, a este respecto, en su entrevista con Leslie Katz dice: “¿Documental? Ese es un término muy sofisticado y engañoso. Y no muy claro. Tienes que tener un oído sofisticado para comprenderlo. El término debe ser estilo documental. Un ejemplo de un documento literal sería una fotografía policial de la escena de un crimen. Usted ve un documento que tiene uso, mientras que el arte es realmente inútil. Por lo tanto, el arte nunca es un documento, aunque ciertamente puede adoptar ese estilo.” (2)
Entre 1938 y 1941 realiza una serie de fotografías en el metro de Nueva York con una cámara Contax de 35 mm escondida bajo su abrigo. La fotógrafa Helen Levitt le acompaña en algunas de estas “salidas”. De esta serie nace otro de sus trabajos más conocidos Many are called (Muchos son los elegidos) John Szarkowski describe así este trabajo:“Entre 1938 y 1941 Evans hizo su serie secreta de pasajeros del metro anónimos. Esta colección constituye una especie de pieza virtuosa, en la que el fotógrafo sacrificó a sabiendas todos sus controles básicos, excepto uno. Para hacer estas fotos con la débil luz de los vagones del metro, Evans se sentó en lo que más tarde llamaría la sudadera oscilante durante cientos de horas, viajando a ninguna parte, con una cámara Contax entre dos botones de su abrigo, y sus ojos se centraron en el banco de enfrente. Tuvo que renunciar a la libertad de elegir su ángulo de visión, el control del encuadre preciso, la selección de la luz, la libre elección o dirección de sus modelos. Todo lo que quedaba era la libertad de decir sí o no, para apretar el disparador del cable escondido en su manga o no. Una falta casi absoluta de lo “puramente visual”. Esta serie de fotografías en el metro de Nueva Yorka será expuesta en el MoMA en 1966 con el título: Walker Evans: Subway Photographs y se publicará un libro titulado Many are Called (14) en referencia a la cita bíblica de Mateo 22:14 “Muchos son los llamados pero pocos los elegidos”. Sobre las fotografías en que los sujetos estaban dormidos, llevaban sombrero, miraban a la cámara o entre sí Walker Evans escribió: “Mira fijamente. Es la forma de educar tu ojo, y más. Mira atentamente, se curioso, escucha, espía. Muere sabiendo algo. No estarás aquí para siempre”.
A partir de 1941 decide trabajar de una forma más tranquila. En 1942 realiza un curioso encargo para el escritor Karl August Bickel que publica el libro The Mangrove Coast con 32 de sus fotografías. En base a 54 fotografías de Evans, el novelista Robert Plunket escribe un ensayo titulado Walker Evans: Florida (15) Entre 1943 y 1945 se dedica a escribir reseñas de libros que no firma para la revista Time.
A partir de 1945 empieza a colaborar para la revista Fortune como fotógrafo y, a partir de 1948 como editor fotográfico y escritor. Entre las notas que hay en los archivos de Evans se encuentra una lista de aquellos temas que quiere fotografiar para Fortune: “Gente, de todas las clases, rodeados de los nuevos y viejos automóviles y del paisaje del automóvil, la arquitectura, el gusto urbano estadounidense, el comercio, la pequeña escala, la gran escala, la atmósfera de la ciudad, el olor de la calle, las cosas odiosas, clubes de mujeres, cultura falsa, mala educación, religión en decadencia. Las películas. Evidencia de lo que la gente de la ciudad lee, come, ve para la diversión, lo relaja y no lo consigue. Sexo. Publicidad.”
Entre los años 1945 y 1965 en que se deja su trabajo para la revista Fortune, realizó alrededor de 40 trabajos, a menudo son auto encargos que escribe él mismo. Algunos ejemplos de estos trabajos son: Chicago, A camera exploration of the huge, of the midlands energetic urban sprawl (1947), Is the Market Right? (1948) o These dark satanic mills (1955). Todos los artículos los puedes ver en Walker Evans at Fortune. En 1964 Evans se incorpora a a la Universidad de Yale, en el departamento de Diseño Gráfico de la facultad de la Escuela de Arte y Arquitectura. Esto le hace especial ilusión ya que, en su día, no fue admitido a esta universidad como estudiante. Se dedica a evaluar el trabajo de los estudiantes de fotografía y realiza algún viaje fotográfico. En su conferencia inaugural titulada Lyric Documentary, muestra sus postales ilustradas que llama su “autobiografía estética”.
En 1971 se realiza en el MoMA una retrospectiva de su obra comisariada por John Szarkowski (16). En 1974 se hace con una cámara Polaroid y hace más de 2500 fotografías en un último trabajo. (17)
Fallece el 10 de abril de 1975 y el 11 de abril aparace una nota de Alden Whitman en el New York Times, titulada: Walker Evans Dies; Artist With Camera (Muere Walker Evans; el artista con la cámara) que reproduce una de sus frases: “El secreto de la fotografía es que la cámara adquiere la personalidad y el carácter del fotógrafo. La mente funciona en la máquina, a través de ella, más bien “
Algunas citas sobre Walker Evans que ayudan a entender la persona y su obra
Dorothea Lange, en una entrevista concedida a Richard K. Doud el 22 de mayo de 1964: “En mi opinión Walker Evans es un hombre extraordinario. Tenía una mirada extraordinaria: Siempre hay algo un poco retorcido en ella, una cierta amargura.”
Robert Frank en su ensayo titulado A Statement, publicado en U.S. Camera Annual, pag. 115 – 1958: “Cuando miré por primera vez las fotografías de Walker Evans, pensé en algo que Malraux escribió: “Transformar el destino en conciencia”. Uno se avergüenza de querer tanto para sí mismo. Pero, ¿de qué otra manera vas a justificar tu fracaso y tu esfuerzo?
Paul Lowe en el libro Maestros de la fotografía (pag. 78) Ed. Gustavo Gili: “la fotografia de Evans eleva los momentos y las escenas cotidianos a una celebración de la poesía cotidiana de lo ordinario, les da un significado mucho más profundoy provoca una respuesta en el espectador”
Susan Sontag, en el libro Sobre la Fotografía – On Photography: “Ni en las impersonales naturalezas muertas arquitectónicas de fachadas estadounidenses y los inventarios de habitaciones que le gustaban tanto, ni en los minuciosos retratos de granjeros sureños que hizo a fines de los años treinta, procuraba Evans experesarse a sí mismo”
Lee Friedlander: “Cuando conocí American Photographs de Walker Evans, me di cuenta que la segunda vez que lo miraba veía algo que no había visto la primera vez. Probablemente lo haya visto ochocientas o mil veces desde entonces y todavía veo algo nuevo. Pienso que las fotografías pertenecen a un lugar donde puedes volver a mirarlas, porque en los museos o las galerías sólo están allí por unas pocas semanas. La mayoría de la gente no regresan a ellas. Decidí que los libros eran mi medio.”
John Szarkowski, en la introducción a Walker Evans de la exposición de 1971 en el MoMA – Museum of Modern Art: “Es difícil saber ahora con certeza si Evans registró la América de su juventud, o la inventó. Más allá de toda duda, el mito aceptado de nuestro pasado reciente es, en cierta medida, la creación de este fotógrafo, cuyo trabajo nos ha persuadido de la validez de un nuevo conjunto de pistas y símbolos que tienen que ver con la cuestión de quiénes somos. Si ese trabajo y su juicio fueron hechos o artificios, o la mitad de cada uno, ahora es parte de nuestra historia.“
Roy K. Stryker, en una entrtevista grabada entre 1963-1965 por Richard Doud para los Archivos de Arte Americano: “Walker camina y de repente ve…la lápida en el cementerio, la calle, las casas. Es una imagen interesante, porque sabes que lo planeó. Eso no está “compuesto” en el sentido de que esa palabra es tan mal utilizada a veces, pero él acecha hasta que encuentra el punto de vista correcto,el lugar correcto para pararse. Te cuenta una especie de problema social.”
John T. Hill en The art of Walker Evans – The Harvard Gazette, Enero 2012: “Tenía problemas para definir su trabajo. Lo llamó “fotografía directa”, después “fotografía lírica”. Toda su manera de mirar era anti-arte. Buscaba la inspiración a través de las postales, la prensa- cualquier cosa. Su arte era muy vernacular.”
Mi punto de vista: Como muchos amantes de la fotografía, conocía a Walker Evans, sobre todo, a través de su trabajo para la FSA y su colaboración con James Agee en el libro “Elogiemos ahora a hombres famosos”. Al profundizar en su trabajo me he encontrado con un hombre que quiso mirar de una manera totalmente diferente a como se había hecho hasta ese momento, meterse en la vida de las personas de forma desapegada y retratar la realidad que veía. Una persona con una enorme curiosidad para ir un poco más allá en términos fotográficos, que procuró hacer su trabajo sin dejarse influir por las disposiciones políticas o comerciales de cada momento. Fue un precursor del estilo documental y el maestro de muchos de los fotógrafos que vinieron después, desde Robert Frank, Helen Levitt, Garry Winogrand, Stephen Shore y muchos otros. Un hombre con una fuerte personalidad y un interesante punto de rebeldía que quiso deliberadamente mantener una cierta independencia para crear un camino genuino, las más de las veces lo consiguió y las menos se quedó únicamente en una intención. Desde casi sus primeros años como fotógrafo Walker Evans supo el tipo de fotografía que quería hacer y, parece claro que, salvo en contadas excepciones terminó haciéndola.
Nota: Las fotos utilizadas en este post fueron hechas por Walker Evans. Este trabajo no tiene fines lucrativos, ni comerciales. Su único propósito es promover el conocimiento de la fotografía a través del estudio y la investigación de los autores y permitir a más personas el acceso a esta información de manera fácil y ordenada.
Enlaces de interés:
(1) Interview with Walker Evans 1971 (en inglés). Transcripción completa de la entrevista grabada con Walker Evans y dirigida por Paul Cummings para los Archivos de Arte Estadounidense, Smithsonian Institution. La entrevista tuvo lugar en la casa de Walker Evans en Connecticut el 13 de octubre de 1971 y en su apartamento en la ciudad de Nueva York el 23 de diciembre de 1971.
(2) An Interview with Walker Evans (en inglés). Entrevista realizada en 1971 por Leslie Katz
(3) The Bridge. Poema de Hart Crane y fotografías de Walker Evans
(4) Walker Evans. American Photographer (en inglés). Por John Szarkowsky
(5) Nota de prensa de la exposición: Walker Evans: Photographs of Nineteenth-Century Houses (en inglés) en el MoMA de Nueva York del 16 de noviembre al 6 de diciembre de 1933
(6) Evans y Hemingway: tres semanas en La Habana. Gloria Crespo MacLennan. Artículo aparecido en la revista Babelia (El País) el 30/11/2017
(7) Lorca hace llover en La Habana Guillermo Carrera Infante. Artículo publicado en Página12, el 15/01/2008
(9) How one group of photographers saw America’s Great Depression (en inglés), . Artículo aparecido en The Washington Post el 16 de febrero de 2016
(10) Walker Evans. Cuaderno de la exposición entre el 15 de enero y el 22 de marzo de 2009 en Fundación Mapfre
(12) Walker Evans: lo extraordinario en lo ordinadio. Oscar Colorado Nates en su blog 10 de junio de 2012 (Oscar en fotos)
(13) Nota de prensa de la inauguración American Photographs en el MoMA
(14) Museum of Modern Art’s 1966 Exhibition, “Walker Evans’ Subway.”
(16) Walker Evans: Retrospectiva en el MoMA 1971
Colección de fotografías de Walker Evans en el Metropolitan Museum of Art
(17) Walker Evans: “Polaroids of Woman” americansuburbx – Septienbre de 2011
Bibliografía:
(8) Perfect moments: Walker Evans and african art 1935. Virginia-Lee Webb. MET
(11) Elogiemos ahora a hombres famosos. James Agee y Walker Evans. Editorial Ariel. Primera edición Mayo de 2017
Many Are Called (Metropolitan Museum of Art) Oct. 2004 – Fotografías de Walker Evans; introducción de James Agee
‘Walker Evans (1903-1975)’ by David Campany. Published in Fifty Key Writers on Photography, edited by Mark Durden, Routledge 2013
Walker Evans: the magazine work by David Campany. Steidl 2014
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Muy interesante y apasionante articulo
Buenos días, muchas gracias por pasarte a dejar un comentario. A medida que iba profundizando en la vida y obra de Walker Evans, me parecía más apasionante. Ha sido un trabajo arduo porque hay mucha documentación del autor, pero ha merecido la pena. Un saludo
Te felicito Nacho. Bien investigado, bien estructurado y bien narrado. La guinda… toda esa información adicional que nos sugieres. Hace mucho que admiro y estudio a Walker Evans y hoy he aprendido unas cuantas cosas más. Te lo agradezco.
Un cordial saludo
Hola Manolo, muchas gracias. Me alegra mucho leer que te ha gustado, eso quiere decir que más allá de lo que yo mismo he aprendido, ha merecido la pena el esfuerzo. Creo que los datos biográficos son importantes pero estoy de acuerdo contigo en que lo que aporta valor es dejar documentos que permitan profundizar hasta donde cada uno quiera. Te reconozco que el tema me apasiona así que seguiré adelante con más historias. Un cordial saludo!!!
Muy buena información, Nacho.
Una nota añadida, como comentamos el otro día, una de las colaboraciones de Walker Evans en sus primeros años neoyorquinos fue con la revista Alhambra, en la que participó Lorca.
En el mismo número que publicaba dos romances gitanos del granadino, Evans publicó una foto sobre las excavaciones del edificio Lincoln.
Curiosa mezcla y extrañas vueltas da la vida.
Muchas gracias Alberto, estuve buscando referencia de la revista Alhambra y no encontré ninguna. Es cierto que tanto Lorca como Evans coinciden en algún momento en Nueva York pero no he podido encontrar nada al respecto. Si tienes alguna referencia pásamela porque me interesa. Un abrazo!!!
En el libro “Federico García Lorca en Nueva York y La Habana: cartas y recuerdos” dedican tres páginas a la revista Alhambra (182 a 184). Te mando (vía messenger) una imagen de la página 183, donde se cita la participación de Evans. Debió ser en el número de agosto de 1929. Del texto no se desprende que Lorca y él se conocieran personalmente. Observa la nota 2 a pie de página porque cita un libro sobre Evans en el que hay alguna referencia más a su colaboración (sospecho que efímera) en Alhambra.
Muchas gracias Alberto, me gustan mucho estos “pequeños descubrimientos”. En 1929, Evans llevaba apenas 2 años haciendo fotografía. Antes de su participación en la publicación del libro “The Bridge” no había encontrado ninguna referencia previa, aunque parece claro que en esos momentos estaba bastante interesado por la fotografía arquitectónica. Un abrazo!!!
Bravo Nacho, muy interesante el artículo. Las fotos de la vídeo, muy . Gracias, merci
Yolanda
Gracias Yolanda, te vas a convertir en una experta en fotografía 😉 Merci a toi!!!
Perdón, quería decir muy bonitas, fascinantes.
Un saludo 😄
Un saludo Yolanda!!!